martes, 16 de abril de 2013

Romance lirico de Bartolomé Leonardo de Argensola.

Romance lírico ¡Oh qué soberanas lumbres dispensan cándidos rayos, y entre soñolientas luces el sol sale pestañeando! El sol de justicia viene, y del Oriente los lazos desata la claridad que en botón tuvo el ocaso. Crédito es la Providencia que el rosicler desmayado temió no gozar el día desconfió del sol los pasos. Esta fiesta lo publica, y a su común desagravio fundará la Providencia religión en Cayetano. ¡Oh qué noblemente espera el influjo soberano sin zozobrar que le pase su fecundidad por alto! Toma el ejemplo en las aves, que ramilletes del campo a flor y pluma vinculan el alimento del canto. Sus censos son la piedad, la limosna el mayorazgo fundado en el no pedir, que es un vínculo apretado. La viña del Evangelio a sus hijos ha dejado: manda que cojan buen fruto y son las cepas carrascos. Vivid, hijos del cristal de roca más soberano, a cuyo espejo las luces reflejos dan por milagros. Que aunque mis coplas lo empañen con el aliento bastardo, en los lejos de sus sombras habrán visto su retrato.

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